**En el gramófono hoy sonaba : Entre-Deux: Patrick Bruel"
Jugar con papeles, sentir la música en cada pequeño gesto, temblar de sorpresa, soñar, no dejar de hacerlo. Mujerpolaroid comenzó sus primeros pasos hace apenas 5 meses y gracias a este proyecto he conocido a mucha gente que me ha contagiado de energía, que han creído en mí y me han animado a reinventarme en diferentes soportes. Con una de esas personas surgió una “magia” especial, alguien que quería trepar conmigo a los árboles y dibujaba todas las mariposas que yo siempre quise tener cerca. Un día nos dimos cuenta de que parecía que no había habido un “antes” , que siempre habíamos estado “cerca” y que sólo teníamos que recordar. Y creo que fue en ese momento cuando empezó a dibujarse la idea de Polarité, de esa necesidad por recuperar el pasado de nuestros desconocidos y hacerlo nuestro. Un proyecto en común que abraza lo mejor de cada una de nosotras para compartirlo con todo aquel que quiera sumergirse en esta nueva propuesta de complementos que nos transportan a aquellos rincones que siempre quisimos guardar dentro. Estáis todos invitados…
Las paredes de Roma se despiden como nadie, pero eso ya lo sabes. He compartido más de tres ciudades contigo, pero es aquí donde yo decido quedarme a no jugar de nuevo a los secuestros. No más mentiras, hace demasiado calor para eso. Sentémonos y dejemos que la música hable por nosotros. Tenemos tanta necesidad de detenernos, de volver sobre los libros que compramos hace tantos años, que no somos capaces de darnos cuenta de lo deprisa que sucede todo a nuestro alrededor. Respuestas en las palabras, en las imágenes de otros, sino acuérdate de aquella exposición a la que entramos para resguardarnos de la lluvia, allí había cuadros que parecían recién sacados de un expolio, repletos de arañazos, heridas, dijiste pasando el dedo a pocos centímetros del lienzo. Como sangre, como huecos en el pasado de un amnésico. Estuvimos recorriendo las salas de aquella galería dados de la mano, de la piel adentro, mío, sólo mío. Tú me explicabas el trazo, la fuerza de cada técnica, el imaginario reinventado de una herida. Y estoy segura de que fue en ese preciso instante cuando sentí que poseía algo valioso, algo que me dio el suficiente miedo como para esconderlo dentro. No recuerdo exactamente los días y semanas que han pasado, no recuerdo el olor o la música que se oía en la plaza donde solíamos comprar el pan. Pero si recuerdo el miedo, no a perderte, eso no, sino a tenerte lo bastante cerca como para querer huir. A veces el sentido de la vista nos devuelve una reflejo demasiado real de lo que somos. Y estar preparada para eso es estar lista para regresar a casa.
En ocasiones llegar al primero significa no estar a la altura, demasiadas exigencias a la hora de elegir el vino, el regalo, la frase que acompaña la tarjeta. Los aniversarios tienen por costumbre mantener el listón alto para los invitados famosos y entonces tú quieres huir, decir que tienes un compromiso absurdo, un dolor contagioso, una mirada capaz de provocar el frío a cualquier isla que tenga intención y falda. No saben lo peligroso que ha sido invitar a un personaje demasiado forzado en los primeros planos, a un mentiroso, a un débil. Caminas entre las mesas y picoteas el hambre de fama de quién te ofrece una bandeja, que contiene algo que no consigues identificar pero que te sacia. Te tambaleas al sentirte completo, das las gracias y buscas un lugar junto a la piscina. Es invierno y la nieve cae lo suficientemente lenta como para que puedas amar cada copo. Es extraño el frío, extraña la manera en que los demás aplauden y gritan tu nombre, buscándote pero sin llegar a ti. Te recuestas sobre el borde y miras el agua y entonces lo ves. Parpadeas sin creerte la imagen reflejada a pocos centímetros de ti, acercas tu mano hasta no sentir frío, el brazo se sumerge y recuerdas de golpe el olor de tu padre haciendo una barbacoa, los dedos de tu madre buscando tu camiseta preferida en el armario, el sonido molesto de tu hermana quitándote los juguetes. Medio cuerpo dentro del agua te hace darte cuenta lo hermoso que es vivir en el pasado, te despides de la nieve, del último copo que queda atrapado en tu mano derecha. Tu otra mitad sonríe con 8 años y te ofrece el mejor barco de juguete que uno puede imaginar. Aceptas y te das cuenta de que no tienes fuerzas para despedirte de tu mujer que parece llamarte desde una habitación al fondo del pasillo, de tu agente que a 20 km está logrando un buen acuerdo mientras fuma y tose. Echarás de menos conducir solo, tomar café, beber vino. Pero aún así tu mano se suelta de forma tan pausada que ni siquiera salpicas, te dejas ir, no hay vuelta atrás.La fiesta continua, alguien lleva una tarta con demasiadas velas, los globos están en el techo, la gente comienza a cantar. Te buscan, sólo los niños señalan la nieve cayendo en la piscina. Nadie puede alcanzarte, a ti, protagonista por fin de tu propia vida.

¿Existe mejor sitio para guardar un secreto?
Reiventar los lugares comunes para no dejar que la rutina los desgaste
(clic sobre la imagen para más detalles)
***Para cualquier duda o petición podeís escribirme a mujerpolaroid@gmail.com, en los próximos días iré subiendo el resto de transformaciones, gracias a todos los que pasaís y dejáis vuestras huellas por aquí, esto crece gracias a vosotros"***

No hay nada más deseable que la suerte. Levantarse y por fin no tropezar con la mesilla. tirar el vaso, sufrir por los cristales. Evitar las consecuciones de pequeños desastres nos salva de ese dolor minúsculo que nos obliga a tener un día repleto de torturas. Así que imagínate afortunado, despierto ante cada descubrimiento, cada olor, el pequeño gesto que pueda producirse en las distancias cortas es la señal que esperas. Vístete para la ocasión, segmenta el tiempo en fracciones impares, escucha tu canción preferida mientras caminas hacia ella, está vez es posible que por fin, alze la mirada y te descubra.


El silencio nos define como dos espacios libres de tiempo, nada pesa lo suficiente como para que nuestras manos puedan desprenderse del tacto del otro. Hay algo de música no escrita en el preciso instante en el que la puerta se abre y tus pasos se detienen. Los sonidos de las cosas pequeñas que compartirmos: el crujir de la madera, la taza de café sobre la mesa, las sábanas que nos arropan, el goteo del grifo de tu cuarto de baño, tu forma de abrigarte en otoño... algo en ti me reinventa y eso hace que todo sea fácil. La felicidad es algo tan sencillo como verte aparecer y que mi realidad se transforme en un cuento que siempre quise leer . Me gustaría mirarte ahora que no estás y decirte que eres tan necesario que algo duele cuando las hojas caen y los pianos cierran. No hay tiempo para decir adios a aquel que siempre se queda dentro.

Uno se detiene a escuchar y casi puede oír sus pasos, en cualquier región del mundo ellas tienen una respuesta para el cambio. Tener eso en cuenta es saber algo más sobre nosotros, sobre la verdad de todas las mentiras que nos venden. Ser mujer y reivindicar nuestro sitio desde el que abrazar el mundo o desde el que manifestarnos en contra. La igualdad es posible porque lo contrario es una catástrofe, una pérdida de información y de registro. Acostumbrados como estamos a la saturación y los extremos, merece la pena equilibrar la balanza y mostrarnos, la mujer ha dejado de ser invisible y ahora uno puede por fin acceder a todo lo que ellas tienen que decirnos.
Como un pequeño homenaje a la mujer, voy a dejar un par de recomendaciones para que quién no las conozca pueda disfrutar de ellas:
Escritoras:
Poesía
Anne Michaels: La belleza de la palabra precisa: "El peso de las naranjas" y "Buceadores de piel". Ambos editados por Bartleby editores.
Louise Glük: La sutileza del desgarro: "Ararat" y "El iris salvaje". Ambos editados en Pre-Textos.
Maram Al-Masri: La música que suena en la distancia. "Cereza roja sobre losas blancas" editorial Comares.
Novela
Edith Wharton: Esta escritora fue capaz de hacerme entender muchas cosas sobre la situación de la mujer a finales del XIX en Estados Unidos. Su forma de escribir te sumerge y te hace pedir más: "La edad de la inocencia", editado por Tusquets en su colección de bolsillo Fábula "La casa de la alegría" editado por Alba.
Kathryn Harrison: La escritura revulsiva. "El beso" sorprendente forma de tratar el tema del incesto, a pesar de que el tema es conflictivo está increíblemente resuelto. Cruel y bellísimo. "La mujer de nieve".Ambas editadas por Anagrama.
Agota Kristof: del analfabetismo a la profundidad de campo de quién te hace volver una y otra vez a sus palabras. Esto es capacidad de superación como mujer y como escritora: "La Analfabeta" ed. Obelisco, "No importa" y "Claus y Lucas" El Aleph editores.
Anais Nin: Sus diarios están repletos de belleza y lucidez , mezclada con esa pose exagerada de principios de siglo XX. Para los amantes del psicoanálisis y los incondicionales de Henry Miller :). "Incesto" y "Fuego" Ambos editados por Siruela.
Teatro
Angelica Lidell: Cualquier cosa que sale de sus manos está repleta de matices. Más que recomendable leerla y si es posible ver alguna de sus obras de teatro. "Perro muerto en tintorería" editado maravillosamente bien por Nórdica.
Música
Lida Goulesco: Difícil encontrar una voz más profunda que la suya. Es complicado encontrar algo suyo, pero necesitaba poner su nombre. Para los que disfrutan con la música gitana de diferentes partes del mundo.
Lhasa: Mujer de registro y capacidad poética en tres idiomas (español, francés e inglés). Imprescindible: "The living Road" y "La llorona".
Susheela Raman: Desde la india rompe esquemas con su particular modo de fusión. Para no parar de escuchar: "Music for crocodiles"
Stacey Earle: Reinventar el country con su pequeña voz de decir secretos. Canta con su marido y es una delicia escucharles juntos o verles en un escenario. Toda una experiencia: "Never gonna let you go".
Yasmin Levy: Escucharla cantar de cerca te hace llorar de lo hermoso que resulta el mundo contado por ella. Para los amantes de la música sefardí "La judería" "Mano suave"


¡¡Por fin queda inaugurada la tienda de mujerpolaroid!!
En esta página podreís consultar los precios y formatos de mis obras, promete irse ampliando, estas semanas he estado atareada con algunos encargos como: regalos de boda, cumpleaños, decoración de paredes para casas recién estrenadas, etc. Y es que el mundo de mujerpolaroid está hecho para todos. Así que no dudéis en mandarme imágenes para transformar o comprar alguna de las cosas que guardo en mi taller.
Os espero...
No decir nada cuando el cuerpo pide silencio y la flor de cerezo cae para nombrarnos. Sé que cualquier lugar en el que me detenga será un lugar habitado por nosotros, por estas ganas de encontrarte a cada paso: en el mercado de la zona oeste, a la salida del colegio, acurrucado como un niño pequeño debajo del sauce que hay en la colina, mirando el mundo con tus ojos de creador de nubes. Eres necesario y por eso no dejo de imaginarte cerca. Dentro de poco, tal vez menos de lo que piensas te fijarás en mi y puede que por fin, me reconozcas.
(El dibujo está diseñado por Úrsula una buena amiga que nos acerca con sus elegantes trazos al mundo de japón, pronto sabréis más de ella porque va a diseñar unas estupendas camisetas y será necesario seguirle la pista. Este es el resultado de nuestra primera colaboración, atentos que habrá muchas más.)



Tiempo, dando vueltas, una y otra vez, agujas clavadas en mi despertador. 1941 es un buen año para nacer, para decir acordeón o matriuska, pero no para estar aquí parada donde todo está prohibido. Ella dice: ¡quieta! y me entran unas irrefrenables ganas de saltar sobre todas las camas del internado. Todo está desordenado en ti, ¿no te das cuenta?, algo dentro de mí no cesa de decir eso. Agujas dando vueltas, tiempo para guardar en las papeleras donde Olivia aún espera encontrar tesoros. Olivia es ciega, Olivia habla sola, Olivia está loca. Yo, me llamo Olivia. En ocasiones pienso que en este lugar todas nosotras parecemos comer tierra, por eso no tengo hambre, no tengo boca, no tengo tiempo. Me dejo llevar por el sonido de las niñas en el patio jugando a la cuerda, sé que dentro de poco alguien vendrá con la solución a todo este vacío, sé que hay alguien ahí que nos rescatará a todas y nos llevará lejos. Pronto dice la radio, pronto tal vez anuncien el fin de partida. tic-tac-tic-tac-tic....


-Al quedarme dormida, justo en ese preciso instante, es cuando escucho música. Y entonces sé que todo está bien, que nadie va a entrar para llevarme lejos, que se acabó permanecer escondida y hacer turnos de vigilancia en la habitación azul. Algo se rompe en ti cuando sabes que el resto de tu familia ha sido aniquilada por un conflicto aislado, que Andrei estará flotando en un Gulag de hielo y que mamá no aparecerá en la cocina. La revolución de unos pocos será llamada la revolución de un pueblo y nosotros no seremos más que parte de las cifras del dolor. Aún dormida confío en la primavera de la estepa y recuerdo a que suena dejar caer tu cuerpo sobre las flores. Me quedo con eso y con esta música, que me ayuda a no olvidar que tal vez pronto no haga falta despertar de nuevo.-
En alguna parte la música es tan necesaria como el pan. Ella sabe algo pero no va a decírselo a cualquiera. Hay que elegir bien, por eso observa. La calle está más vacía de lo habitual y hace frío, aún así confía en que él aparecerá para abrigarla. No hay más que escuchar ese violín para saber que está en lo cierto. De todas formas no tiene otra cosa más hermosa que hacer que creer en la posibilidad de que existan los hombres-islas. Todo amor es un rescate.
La mujer de la orilla se ha olvidado de escuchar el mar, pero sabe intuir el viento antes incluso de que las olas tiemblen. Ella sabe la dirección y el tiempo que puede durar una tormenta de arena. Instruida como el más hábil meteorólogo espera que pronto alguien aparezca y diga su nombre con las manos abiertas. Ella sabrá que él es el portador del pequeño milagro. Entonces todo será fácil.Por fin fácil...
Ella parece decir: