En ocasiones llegar al primero significa no estar a la altura, demasiadas exigencias a la hora de elegir el vino, el regalo, la frase que acompaña la tarjeta. Los aniversarios tienen por costumbre mantener el listón alto para los invitados famosos y entonces tú quieres huir, decir que tienes un compromiso absurdo, un dolor contagioso, una mirada capaz de provocar el frío a cualquier isla que tenga intención y falda. No saben lo peligroso que ha sido invitar a un personaje demasiado forzado en los primeros planos, a un mentiroso, a un débil. Caminas entre las mesas y picoteas el hambre de fama de quién te ofrece una bandeja, que contiene algo que no consigues identificar pero que te sacia. Te tambaleas al sentirte completo, das las gracias y buscas un lugar junto a la piscina. Es invierno y la nieve cae lo suficientemente lenta como para que puedas amar cada copo. Es extraño el frío, extraña la manera en que los demás aplauden y gritan tu nombre, buscándote pero sin llegar a ti. Te recuestas sobre el borde y miras el agua y entonces lo ves. Parpadeas sin creerte la imagen reflejada a pocos centímetros de ti, acercas tu mano hasta no sentir frío, el brazo se sumerge y recuerdas de golpe el olor de tu padre haciendo una barbacoa, los dedos de tu madre buscando tu camiseta preferida en el armario, el sonido molesto de tu hermana quitándote los juguetes. Medio cuerpo dentro del agua te hace darte cuenta lo hermoso que es vivir en el pasado, te despides de la nieve, del último copo que queda atrapado en tu mano derecha. Tu otra mitad sonríe con 8 años y te ofrece el mejor barco de juguete que uno puede imaginar. Aceptas y te das cuenta de que no tienes fuerzas para despedirte de tu mujer que parece llamarte desde una habitación al fondo del pasillo, de tu agente que a 20 km está logrando un buen acuerdo mientras fuma y tose. Echarás de menos conducir solo, tomar café, beber vino. Pero aún así tu mano se suelta de forma tan pausada que ni siquiera salpicas, te dejas ir, no hay vuelta atrás.La fiesta continua, alguien lleva una tarta con demasiadas velas, los globos están en el techo, la gente comienza a cantar. Te buscan, sólo los niños señalan la nieve cayendo en la piscina. Nadie puede alcanzarte, a ti, protagonista por fin de tu propia vida.
viernes, 15 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)